
Él es el Dios-con-nosotros; Jesús es Dios-con-nosotros.
Este es el gran "regalo" del Niño
de Belén: una energía
espiritual que Él nos trae, una energía que nos ayuda a no hundirnos en nuestras
fatigas, en nuestra desesperación, en nuestras tristezas, porque es una energía
que enardece y transforma el corazón. El nacimiento de Jesús, de hecho, nos
trae la buena noticia de que somos amados inmensamente e individualmente por
Dios, ¡y este amor no sólo nos lo hace conocer, sino que nos lo da, lo
comunica! (Papa Francisco)