
- En mi camino hacia Belén, ¿qué equipaje llevo?
- ¿Qué necesito? - ¿Qué mensajes recibo de los que están allí?
Ese día Él pidió un poquito de sitio.
Se lo pidió a ella como un susurro,
porque sabía que podía confiar plenamente.
Nadie como ella le enseñaría lo que es la ternura,
nadie como ella le enseñaría a gritar las necesidades del pueblo,
nadie como ella había aprendido tanto a sonreír y a poner su vida
al servicio de los demás.
Por eso, Él le pidió un poquito de sitio.
Y el susurro que ella escuchó aquel día fue:
¿Quieres ser mi madre?
Y ella respondió: Sí.
Y Él ocupó el pequeño espacio de un vientre,
el mismo espacio que todos ocupamos
cuando empezamos a existir.
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