¡ACOGE!
Acoger pone de manifiesto dónde estamos en nuestro proceso de maduración cristiana.
Acoger a los otros genera gusto por vivir, madurez, capacidad de diálogo y libertad.
Acoger a Dios en nuestra vida supone todo un encuentro en el que somos visitados por Dios que nos responde a través de quienes viven el acontecimiento con nosotros.
Donde hay acogida nace una nueva vida.
Acogemos a Dios para vivir despiertos, disponibles, conscientes, libres, deseosos de vivir el encuentro con Dios y con el hermano.
Cuando entre Dios y nosotros hay una acogida mutua ganamos en libertad interior y en capacidad de relación con los otros. Acoger es ser bendecido.
Etiquetas:
Espiritualidad
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