Estamos empezando de nuevo el curso escolar y nos tenemos
que ayudar a tener el firme compromiso de ayudarnos a orar.
Acudir diariamente
a la Palabra de vida, que nos garantiza la fuerza, la alegría, la luz y la
claridad para afrontar cada nuevo día.
Es algo fácil, asequible. No se nos
piden esfuerzos titánicos, sino la humidad de reconocer que solos nos perdemos
con mucha facilidad.
Pero orando en comunidad, en familia, se nos garantiza la
presencia y la cercanía de Jesús todos los días de nuestra vida. Ojalá seamos
conscientes de la falta que nos hace. "Una palabra tuya bastará para
sanarnos". Mt 8,5.
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