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La última cima

Pablo Domínguez Prieto nació en Madrid el 3 de julio de 1966. Se ordenó sacerdote a los 24 años.
Doctor en Filosofía y en Teología; ha publicado 7 libros y decenas de artículos, y ha impartido más de 50 conferencias... La última, doce días antes de morir, fue el detonante de este documental.
Dicen que era simpático y divertido hasta en las situaciones más graves. Que se le daba mal decir "yo", porque siempre estaba pendiente de los demás. Que estaba enamorado de Dios y lo contagiaba. Que sus misas estaban hasta los topes, porque daba gusto oírle predicar. Que era cercano con todos, incluso con quien le insultaba por la calle, de quien acababa siendo amigo.
Era buen montañero. Coronó todas las cimas españolas con más de 2.000 metros, cimas de Los Alpes con más de 4.000 metros, y otras mayores en América y Asia. Siempre que podía, celebraba misa en la cumbre.

Las últimas palabras que dijo a su familia por teléfono, unos minutos antes de morir, fueron: "he llegado a la cima".

"Me negué a conocer a Pablo Domínguez... ¡pero le conocí! Doce días antes de su muerte. Luego me negué a hacer esta película... ¡pero la he hecho!
"He querido dar la cara por los curas", dice Juan Manuel Cotelo, padre de familia y director del documental "La última cima". Se trata de un documental emocionante, con humor, profundidad y lágrimas. Es difícil no llorar, y sin embargo no es sensiblero, sino, simplemente, cercano y honesto.
Juan Manuel Cotelo aparece en su documental, haciendo preguntas que interpelan, aunque lo más provocativo es el proyecto en sí: hablar de la huella que dejó un sacerdote normal, de Madrid, Pablo Domínguez, muerto en
2009 en un accidente de montaña en el Moncayo.
Un cura que impactó en mucha gente: al funeral de Dominguez, decano de filosofía en la Facultad de San Dámaso de Madrid, acudieron unas 3.000 personas y más de 20 obispos.
Cotelo se pone delante de la cámara y con toda sinceridad cuenta lo que le parece. Después coge la cámara y sale a la calle a preguntar a los viandantes. "Descubrí que 8 de cada 10 personas que pregunté tenía buena opinión de los curas, decían que era gente humilde, o muy espiritual, que les había hecho pensar; no es lo que suelen mostrar los medios". Luego hace otra pregunta: "¿cuánto tiempo de tu vida has dedicado a hablar con un cura?" El mismo Cotelo admite que "ni siquiera sé como se llama mi párroco, de verdad, y desde aquí ahora mismo le pido perdón; deberíamos conocer a nuestros sacerdotes".
El cineasta no quería hacer el documental sobre Pablo Domínguez, pero a medida que iba conociendo gente tocada por el sacerdote admitió que "aquí había una historia que contar". "Me hubiera encantado encontrar algo malo en Pablo, lo habría incluído en el documental, pero es que no lo hay. Su confesor me dijo que, simplemente, era alguien buenísimo, con un alma de niño", afirma durante la presentación del filme.
Hay que verla. Pincha también AQUÍ.

3 comentarios:

  1. Yo le conocí de pequeña. Eramos vecinos y nuestras madres amigas. Recuerdo que en las fiestas de cumpleños hacía juegos de magia. Una gran persona.

    Mercedes

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  2. Es de los pocos documentales que dejan huella. Desde que lo ví, no ha pasado un solo día que no me acuerde de lo que allí se contó. Sois afortunados los que le conocísteis, pero en el fondo, todos lo somos por lo que nos ha podido transmitir.
    Gracias.

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  3. Concha - MFA Madrid2 de julio de 2010, 13:38

    Si no la has visto todavía, ve ya, no desaproveches la oportunidad de verla en el cine rodeado de amigos, porque así los sientes. Personas que como tú se han sentido atraídas por un sacerdote como Pablo Domínguez y que por lo que parece, por el éxito que está teniendo, ¡cada vez son más!.
    No me extraña Juan Manuel que tras la charla en la que le escuchaste quedases tan impactado de su persona y quisieras conocerle más.
    Gracias por este documental maravilloso sobre un sacerdote extraordinario, gracias por compartirlo con nosotros.
    Un joven sacerdote impregnado del amor a Jesús que no dejó ni un momento de verle en cada uno de los que se cruzaron en su camino, un sacerdote como decía él disponible “las 24 horas”.

    Concha - MFA Madrid

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